Francisco Monaldi
Economista UCAB. Doctor en Economía Política Stanford University. Profesor del IESA y de Rice University
¿Estamos frente a un nuevo orden mundial? ¿Puede occidente arreglárselas sin el petróleo y el gas de Rusia?
En este momento hay una disrupción muy importante, no porque las sanciones se hayan enfocado en las exportaciones de energía rusa, sino porque el tema financiero y el sobrecumplimiento, es decir, por ejemplo: aseguradoras, armadores de barcos, traders de petróleo, entre otros, no están queriendo comprar producción rusa y eso se manifiesta entre otras cosas, en un descuento gigantesco del crudo ruso, el ural, con respecto al Brent que te indica que la disrupción en este momento es grande.
Hay quienes estiman que alrededor de un tercio de las exportaciones rusas no están saliendo, eso sería, poco más de dos millones de barriles, es decir, entre 2% y 3% de la oferta mundial de petróleo diaria. Eso solo puede ser compensado, esa magnitud de disrupción, si Arabia Saudita incremente su producción y también los socios de la OPEP, mucho más de lo que han planificado, aunque anunciaron que lo programado son solo 400.000 barriles diarios. Ellos tienen una capacidad ociosa de un poco más de 3 millones de barriles. Por lo tanto, si respondieran, pudieran cubrir en buena parte esa caída de la exportaciones de Rusia, pero claramente van a esperar si esa disrupción en la oferta es temporal o es más prolongada.
El otro elemento importante es si a Irán lo autorizan por las negociaciones con Estados Unidos, para que pueda exportar más petróleo, es decir, le relajan las sanciones como parte del acuerdo. Si eso ocurre, Irán podría posiblemente incorporar alrededor de un millón de barriles al mercado que también aliviarían la situación y en parte esa es una de las razones por las que el aumento de precios no se ha vuelto más exagerado. La perspectiva es qué Irán eventualmente pueda responder aumentando la producción.
La producción de Estados Unidos probablemente va a subir un millón de barriles diarios a lo largo de todo el año, pero eso toma tiempo y no es suficiente, ni tiene la rapidez necesaria para lograr eso.
En n términos de lo que esto pudiera implicar para las sanciones, no a Rusia, sino a Venezuela por parte de Estados Unidos. Por un lado, queda clarísimo qué la Administración Biden está muy interesada en tratar de evitar qué suban los precios del petróleo y por tanto, aumenten los precios de la gasolina y los consumidores americanos se vean afectados con las implicaciones del costo político electoral, en las elecciones qué se avecinan para el Congreso de Estados Unidos.
Eso genera más presión para acordar con Irán por ejemplo, y podría abrir una oportunidad para quienes piensen opciones para flexibilizar las sanciones con Venezuela por razones humanitarias. Sin embargo, como Venezuela no tiene demasiado potencial de producción que pueda incorporar al mercado, no sabemos cuánto es, pero es muy probable que Venezuela pueda producir más de un 1.000.000 de barriles sosteniblemente, sin hacer inversiones muy elevadas en perforación de nuevos pozos, mantenimiento y reparación de infraestructura.
Entonces eso nos indica que para Estados Unidos, la motivación de moderar el precio del petróleo no es suficiente para relajar las sanciones a Venezuela, excepto quizás el punto de vista de la percepción de qué están haciendo algo. Sin embargo, hay algo muy concreto que sí puede ayudar y es que el parque refinador de la Costa del Golfo de México en Estados Unidos está diseñado para procesar crudos pesados y los crudos pesados venezolanos cuando salieron del mercado generaron un problema allí, porque no fueron sustituidos, por ejemplo, por el maya mexicano, qué también viene declinando. Entonces, lo que ocurrió fue que nada menos que los rusos tomaron buena parte de ese mercado. El 7% de las importaciones de Estados Unidos vienen de Rusia y buena parte sustituyó al crudo venezolano.
Si este crudo sale del mercado y ahora el Congreso está planteando prohibir por la importación de crudo y productos refinados de Rusia, los refinadores se encontrarían con un problema para sustituir ese crudo y tendrían qué operar sus refinerías con mucho menos eficiencia. Así, que haya cargamento con crudo venezolano que sale de Chevron u otras empresas que se saben que han pedido licencia, te podría ayudar a aliviar esa problemática al menos o de manera limitada, pero podría tener esa lógica y eso podría pensarse que termine ocurriendo ciertas licencias en esa materia, aún incluso pudiera ocurrir antes que se desarrolle todo un mecanismo de petróleo por ayuda humanitaria o importaciones humanitarias que, posiblemente también podría, digamos, esta circunstancia, hacer que se negocie algo en ese sentido, pero no queda claro por una razón: primero por el potencial costo político en la Florida de que se perciba que se están relajando las sanciones hacia Venezuela, aunque eso, en este momento no es la prioridad de la Administración Biden, sino el tema del precio y en segundo lugar, es el hecho de Nicolás Maduro se haya alineado tan fuertemente con el régimen de Rusia, con Vladimir Putín. Ciertamente le hace más costoso a Estados Unidos lidiar con Venezuela.
Finalmente, Rusia exporta entre 6 y 7 millones de barriles entre crudo y refinado al mundo. De esos, alrededor de 2.5 millones de crudo van a Europa y también exporta una cantidad importante de productos y el segundo mercado es China con 1.6 millones de barriles de crudo y también algunos productos. Entonces, Occidente sí podría dejar de comprarle petróleo a Rusia, pero no gas, el problema más severo es el gas.
En el petróleo, al final, el mercado es uno solo, la mayor parte del petróleo ruso va por barcos. Hay una parte qué sí va por oleoducto a Europa, eso sí podría generar un problema, al menos en el corto y mediano plazo porque hay refinerías en el centro de Europa oriental que solamente tienen como único suministro esos oleoductos que vienen de Rusia, pero esa es una cantidad relativamente pequeña del mercado, que sí afectaría específicamente a esos refinadores, pero no necesariamente a todo el mercado, al menos no en el mediano plazo.
De esta manera, del suministro ruso Europa se puede independizar. Claro, los rusos tendrían qué colocar su crudo en India y China y lo qué habría es un rebalanceo completo de todo el mercado mundial si occidente no le comprara petróleo a Rusia en el largo plazo. En el corto plazo obviamente esa disrupción puede generar problemas gigantescos que comentamos en la parte anterior, eso se podría disparar más los precios por esa incertidumbre.
Pero si pensamos más en el largo plazo, no pareciera ser un problema significativo desde la parte del petróleo. El gas es totalmente diferente, porque el gas fundamentalmente se envía a Europa por gasoductos y no hay manera de suplantar todo el gas ruso por gas natural licuado o sustituirlo por carbón o energía nuclear en corto plazo.
En el mediano plazo, si Europa vuelve como están planteando los franceses, construir centrales nucleares y acelera el uso de renovable y busca otras fuentes de gas alternas a Rusia como ya han buscado con gasoductos que vienen de Azerbaiyán, a través del Sur, a través de Turquía o a través de Georgia y otros países que no están bajo el dominio de Rusia, todas esas cosas pudieran aliviar esa dependencia de gas de Rusia, pero por ahora parece muy difícil.
¿Qué implicaciones económicas y geopolíticas puede tener para Venezuela la invasión de Rusia a Ucrania?
En términos de las implicaciones económicas y geopolíticas para Venezuela, el precio del petróleo ha subido y probablemente va a mantenerse por encima de los niveles del año pasado. Depende mucho de cuánto dure y cuán alto llegue de la disrupción de la oferta de petróleo de Rusia. Venezuela por supuesto, se beneficia tremendamente de este aumento de precios, no olvidemos que Venezuela llegó a tener precios por debajo de US$ $10 en el año 2020 para su crudo, aunque hay descuentos elevados, Venezuela probablemente puede tener descuentos de US$ $20 y hasta US$ $30 por barril con respecto a los precios actuales del Brent, pero ese es un número muy alto que estos días llegó a US$ 120 el Brent, o sea, estamos hablando de que Venezuela podría estar vendiendo su crudo entre a esos niveles del Brent, alrededor de los US$ $90 y eso es un incremento muy sustancial qué se combina con el hecho de que Venezuela también aumentó sus exportaciones a lo largo del año 2021 entre 800.000 y 900.000 barriles, y que había caído a principios de 2020 a 350.000 barriles, hoy en día está más del doble que el mínimo del año 2020.
Entonces, sin duda, para Venezuela esto es un auge de ingresos importantes, pero hay dos puntos qué generan incertidumbre. El primero es, si las sanciones financieras a Rusia afectan el mecanismo que tienen hoy en día Venezuela para evadir sanciones que usaba bancos rusos; eso puede temporalmente perjudicar a las exportaciones venezolanas y en segundo lugar si los rusos tratando de evadir sanciones empezaran a tener que competir con Venezuela por el mercado chino, un crudo ruso con alto descuento, ural, que es un crudo mediano, puede hasta cierto punto competir con Venezuela y ello sin duda haría mucho más retador la exportación de crudo a China, y eso podría generar que Venezuela tuviera qué otorgar descuentos adicionales y también que no pudiera colocar todo el crudo. Así qué hay incertidumbres muy grandes tanto en el mercado global como en el caso de Venezuela.