Los economistas Ingerson Freites y José Guerra se dieron cita en el décimo foro del Economaratón este jueves 18 de noviembre de 2021, para hablar sobre Estabilización Económica en Venezuela 2022. Como parte de su presentación ambos, no sólo comentaron los aspectos más importantes del tema, sino, ofrecieron planes económicos con base en datos y la experticia propia de cada uno.
Freites inició con un diagnóstico el cual considera necesario para establecer cualquier plan. Desde su perspectiva mencionó que los problemas estructurales son una economía rentista y profundamente importadora, dependiente de la producción y de los precios del petróleo. Igualmente, una economía volátil e históricamente con bajos grados de diversificación.
Según el economista entre 1950 y 2012 el sector servicio es el que ha tenido mayor rentabilidad, por tanto, los sectores que más han crecido están asociados al sector servicio. Por otra parte, los sectores que menos han crecido están asociados a los sectores que generan valor agregado, como: minería construcción, agricultura, comercio, hoteles y restaurantes <<han tenido crisis de crecimiento y no hay programa económico que estimule los otros sectores>>
Sobre los antecedentes que deben analizarse, Freites señaló que, la caída del PIB fue de USD $381 mil millones en 2012 y USD $42 mil millones en 2020 <<representa una caída del 80% del producto>> El año 2018 se registró la mayor variación de precio con 130.000% de aumento, en el 2019 la variación fue de 9.586% y en el 2020 de 2.348%. Asimismo, la variación del tipo de cambio fue de 1250% en 2020.
Entre tanto, anunció las cifras que revelan el estatus económico del país, con una inflación anual de1.575,30%, inflación acumulada de 574%, inflación de octubre 6,8% y producción de petróleo en 750 mil barriles diarios y desempleo de 37% al 52%.
Como propuesta, Freites desarrolló un programa de estabilización en el que se priorice derrotar la hiperinflación. “También se necesita una reforma institucional, jurídica y políticamente para generar confianza desde el punto de vista internacional, dada la necesidad de inversión que requiere el país”, recordó.
Una reforma fiscal con reducción y priorización del gasto gubernamental priorizando sueldos e inversiones en sectores estratégicos, un aumento de la gasolina y otros servicios (segmentación y estratificación social) incluyendo un estímulo para la inversión privada nacional.
Además, agregó la dimensión cambiaria y monetaria para llevar la paridad cambiaria al tipo de cambio real y evaluar el desplazamiento de acuerdo al programa de estabilización (depreciación), establecer un tipo de cambio único y estimular vía transferencias monetarias a sectores incluidos en el programa de estabilización macroeconómica y/o fiscal.
En cuanto a la dimensión social, recalcó priorizar transferencias de recursos a los sectores más necesitados y construir un programa de vuelta a la educación básica y universitaria.
En el mismo sentido, José Guerra admitió que existe una comprensión respecto de los principales problemas de la economía venezolana y determinó que es clave abatir la hiperinflación a través de la estabilización con un programa económico que detenga a la misma rápidamente <<detener la hiperinflación es la base para que la economía se encauce en una senda de crecimiento sostenida y estable>>
El también economista afirmó que, desde noviembre de 2017 la hiperinflación comenzó a causa del financiamiento monetario del déficit fiscal generando una contracción sin precedentes de la actividad económica.
De acuerdo a un estudio, desde el año 1985 no se ha visto inflación de un dígito en Venezuela. Mostrando la evolución de la crisis inflacionaria, Guerra reveló que en el año 2013 la tasa de inflación fue de 41%, en 2017 de 438%, en 2018 de 65.374% y en 2021 de 1.546%.
“Se debe lograr una salida permanente y no eventual de la hiperinflación para que la economía pueda crecer”, sentenció.
El ingreso real por habitante desde 1988 a 2020 es el menor desde que se conocen oficialmente estas cifras, llegando a ubicarse en un salario mínimo más bono de alimentación de USD $2 en 2020.
La producción petrolera ha declinado desde 2007 con una deuda externa que aumentó exponencialmente a pesar del boom petrolero y desde 2017 está en default, por lo que es impagable hoy, lamentó Guerra <<aumentó porque los ingresos no alcanzaron y el Estado se redimensionó abultando su tamaño>>
Para el invitado, las reservas internacionales se encuentran por debajo de USD $10.000 en 2020.
“Desde finales de 2019 se han aplicado medidas de ajuste macroeconómico desordenadas, sin anunciar la mayoría de ellas, una política monetaria de contención del crédito mediante encajes excesivos, la liberación de precios, la eliminación del control de cambio y la dolarización de facto, la cual de cierto modo ha sido favorable porque permitió activar una economía dormida, el emprendimiento y darle dinamismo”, comentó.
Algunas de las advertencias hechas fueron: no seguir con ajustes recesivos como los basados en políticas fiscales y monetarias como las de 2020 y 2021; sin financiamiento externo resulta difícil la estabilización exitosa; no se aprecia un equipo capacitado a cargo de los asuntos económicos y financieros; muchos cambios frecuentes en los ministerios son improvisados con funcionarios que no cuentan con la a experticia mínima.
El economista egresado de la UCV esgrimió 3 opciones para acabar con la hiperinflación y evitar rebotes inflacionarios, entre las que incluyó: adoptar el dólar como moneda nacional, renunciar al ejercicio de la política cambiaria y monetaria, con todo lo que ello implica, (difícil de revertir una vez adoptada a medida y ganar en dólares haciéndole frente a los precios en dólares), tener un esquema de agregados monetarios usando variable monetaria intermedia (base monetaria) para desinflar la economía <<ello no es suficiente para detener rápida y sostenidamente la inflación. Implicaría un sistema de flotación cambiaria que puede transmitir toda su volatilidad a los precios>>.
Para estabilizar la economía Guerra propuso aplicar un programa económico completo, sin acciones parciales, en materia fiscal, monetaria, cambiaria y comercial. A su vez, detener rápidamente la hiperinflación y al mismo tiempo reactivar la economía minimizando el financiamiento monetario del déficit. Solicitar financiamiento al Fondo Monetario Internacional (FMI) al tiempo que se realice una ley de responsabilidad fiscal que mejore la ley orgánica de administración financiera del sector público para establecer hasta dónde y cómo se puede financiar el fisco.
En una misma línea, sugirió aprobar una nueva ley del Banco Central de Venezuela (BCV) para delimitar claramente sus competencias y restricciones en materia financiera, eliminar el bolívar y adoptar nueva moneda con relación fija, al inicio, con el dólar mientras se detiene hiperinflación y recuperar la demanda por la moneda nacional reduciendo la inflación (la moneda debería comenzar con un tipo de cambio bajo respecto al dólar, en caso de tener reservas suficientes).
“Lo que se necesita es una reforma monetaria y fiscal, considerando que la dolarización llegó para quedarse”, destacó Guerra.